Historia

Los años del abandono y el necesario despertar

Tras 1992 -lo que antes fue un recinto de sacrificio animal para consumo humano- se convirtió provisionalmente, con ayuda de algunos pupitres, pizarras y tizas, en una pequeña escuela que durante las tardes se utilizaba como espacio deportivo. Para luego, progresivamente, ser utilizado como depósito de alumbrado público y de mobiliario municipal en desuso.

El canchón trasero – donde antaño estuvieran las reses- destinado en un primer momento a ser el resguardo de bienes incautados por la ley 1008, terminó por convertirse en un depósito de chatarra. Lo mismo el resto del inmueble que si bien, durante años tuvo diversos usos siempre provisionales, nunca contó con el cuidado apropiado, lo que generó un considerable deterioro en el inmueble. Esto último, sumado a la introducción de materiales precarios y construcciones de poco valor arquitectónico, constructivo y documental. Y a la pérdida de las carpinterías, parte de piezas y maquinaria propias de la faena carnicera.

Luego de 12 años en estas condiciones, en 2004 se realizaría en este espacio el II Concurso Nacional Bienal de Arte Contemporáneo (II conart 2004), que detonaría una serie de procesos para la progresiva recuperación del sitio. La apertura y visión de la entonces Oficial Mayor de Cultura, Jenny Rivero, junto al compromiso de un grupo de artistas liderados por Angélika Heckl y Fernando García, posibilitarían impulsar el proyecto y la solicitud de comodato al Concejo Municipal.

Estado del ex-matadero municipal en julio de 2004

El ex-matadero, de 2.900 m2 es -como consecuencia de todo aquel proceso de diseño, construcción y uso- un espacio único, elocuente, flexible, descentralizado, estratégico social y geográficamente, acorde con la lógica y las necesidades de las artes emergentes y de una interacción social positiva.

Esto último, adquiere especial importancia debido a que “Villa Coronilla”, el barrio donde se ubica este espacio, ha sido considerado como periférico, a pesar de encontrarse a escasas cuadras del centro de la ciudad, producto del funcionamiento del mismo matadero, de la recepción de inmigración rural en los últimos decenios y de un imaginario próximo al de “zona roja”.

Ahora, cuando la asociación NADA comenzó trabajos en este recinto, el bien patrimonial estaba sometido a una notable degradación arquitectónica. Sin embargo, los espacios mostraban enormes posibilidades para su recuperación y puesta en juego como proyecto cultural. Por lo que se organizó una necesaria limpieza y despeje realizado con la ayuda de la Honorable Alcaldía Municipal de Cochabamba, coorganizadora del II CONART 2004, realizándose un video documental denominado “Matamorfosis”, filmado y editado por Celuloidea.

Posteriormente, las distintas características espaciales de cada sala fueron motivos de un relevamiento pormenorizado y de un proyecto de recuperación y cualificación progresiva que permitiese la versatilidad de uso y la puesta en valor de las características arquitectónicas y espaciales singulares.

De esta manera, un inmueble previamente abandonado comenzó su recuperación, adecuación y puesta en valor para su uso permanente.

El II CONART 2004 como detonante
el arte contemporáneo en Bolivia y la formación de NADA

En el año 2004, un grupo de artistas contemporáneos, convocados y liderados por Angelika Heckl, participó en el II conart, concurso bienal de arte contemporáneo, llevado a cabo en el ex matadero de la ciudad de Cochabamba.

Dos años antes y gracias a la primera versión de Conart, Cochabamba se había propuesto impulsar el arte contemporáneo, con tal de inducir una renovación conceptual que detonase procesos de transformación artística que movimientos como “el ojo piensa” habían comenzado a proponer años antes en la ciudad.

El carácter interdisciplinar del arte contemporáneo y la libertad que propugna, dejaba el terreno abonado para la necesaria interrelación que facilitase nuevas propuestas creativas. La interdependencia se afianzaba, mientras las prometedoras “huellas del futuro” abrian camino entre las innumerables marcas del pasado.

El II conart 2004 suponía, entonces, una madurez en tanto propuesta, capaz de renovarse y proponer un verdadero cambio.

Aquel año, veinticinco artistas, con 29 obras elegidas de entre 69. Así, las obras seleccionadas en aquel entonces fueron propuestas por artistas de la talla de Erika Ewel, Raquel Schwartz, Eduardo Ribera, Valia Carvalho, Patricio Crooker, Keiko Gonzalez, Vassil Anastasov, Alejandra Dorado, Equipo Quipo, Alejandra Alarcón, Alejandra Delgado, José Ballivián, Sammy San Miguel, Roger Jeri, Ivette Mercado, Tatiana Fernandez, Gonzalo Ordonez, Ana Vargas, Juan Pablo Arze, Mariel Kunkar, La Caja Verde, Laura Martínez y Marcelo Santorelli, Adriana Bravo, María Elisa Reyes, y el Colectivo Artístico de Identidad Variable. Los invitados, nacionales y extranjeros, fueron: Joaquín Sánchez, -ganador del primer conart-, Roberto Valcárcel, Gastón Ugalde, Rubén Castillo, Laura Spivak, Spielhofer, Osvaldo Salerno, Gonzalo Rabanal, Eberhard Petschinka, Vera Bourgeois, Jenny Jaramillo, Nora Iniesta, Guentzel & Scheibe, Yan Duyvendack, Gaspard Buma, San Keller, José Franco.

El jurado estuvo formado por Ticio Escobar, Cecilia Bayá, y Ramiro Garavito, mientras la curaduría la llevó a cabo Angélika Heckl, asesorada por Harm Lux. Dichos jurados otorgarían el PREMIO ÚNICO CONART 2004 a EQUIPO QUIPO por su obra LEGIÓN, “por la posibilidad de elaborar un planteamiento estrictamente contemporáneo asumiendo formas y contenidos de la cultura popular local.”

La glocalización supuso entonces un fuerte ejercicio de voluntad, la opción y la decisión de asumir nuestro propio eje de coordenadas, llevarlo dentro de nosotros mismos. Conectarnos, desde lo micro, a lo macro, entendiendo el gran sistema natural y social del que formamos parte. Nuestras acciones tomaban entonces una dimensión global y sugerente, aunque estuviésemos lejos de los centros de poder, lejos de los circuitos artísticos, este nuevo espacio permitiría georeferenciarnos creativamente.

Una vez finalizado el Conart, en el mes de octubre y demostrando las óptimas condiciones del lugar para el arte contemporáneo. En Diciembre del mismo año, este espacio volvería a ser utilizado para un evento de alto nivel. Esta vez se convertiría en sede del 8º Festival de Teatro Bertolt Brecht, dejando claro, igualmente, su adecuación para las artes escénicas.